SU NIÑES
Jennie y Solomon Horwitz comenzaron su familia en 1891, con el nacirniento de su primer hijo, Irving, un niño débil y enfermizo. A pesar de ello, Irving fue motivo de orgullo y alegría para la pareja Horwitz, que inauguraba así su descendencia americana. Tomando en cuenta los duros momentos que los jóvenes padres habían vivido en Lituania hasta su llegada
a los Estados Unidos, tomaron la iudadanía americana de su vástago como un elemento extra de satisfacción.
Jennie y Sol concedieron a su primogénito todos los caprichos, en parte por tratarse del primero y en parte porque la tradición le reservaba un lugar especial en esta floreciente familia judía.
No obstante, un día Irving se convertiría en la primera causa de desilusión para Jennie: el muchacho decidió seguir un prometedro futuro como corredor de seguros en lugar del destino profesional que había soñado su madre.En 1893, Jennie dió a luz a su segundo hijo, Benjamin (¨Jack¨), un bebé gordo y de cabellos dorados. Aunque Jack se destacó en la escuela como un brillante alumno y buen atleta, tampoco él sería la respuesta a sus sueños de lograr un profesional entre los suyos. Jack siguió los pasos de Irving y también se abrió camino como corredor de seguros.
No fue hasta 1895 que nació el primer hijo comediante. El 17 de marzo llegó al mundo ¨Shemp¨ Horwitz. La forma en que su nombre derivó en ¨Shemp¨ es considerado un clásico de la familia. Fue el acento europeo de Jennie lo que provocó el dilema. Cuando ella lo llamaba ¨Sam¨, a otros les sonaba ¨Sams¨ y algunas veces ¨Shemps¨. A los hermanos Horwitz y sus amigos ese nombre extraño se les hizo habitual y acabaron por rebautizarlo así.
Shemp era un muchacho torpe. Si se caía, se lastimaba o hacía algo mal y en
consecuencia era castigado, nunca lloraba, sólo apretaba los labios, castañeteaba los dientes y rara vez emitía algún sonido. Al crecer, esto cambiaría. Durante sus días de estudiante, Shemp logró superar el silencio de su infancia hasta convertirse en el niño más desobediente del vecindario. No era atlético ni buen alumno. Su pasatiempo favorito en la primaria era hacer muecas y poner caras cómicas a sus compañeros y maestros, así como dibujar cosas graciosas. Payaseaba todo el tiempo que fuera para provocar risas, Jennie pasaba más tiempo en colegio que el propio Shemp.
Los cuatro
primeros Horwitz. Al frente Moe, de izqu. a dere; Jack, Irving y Shemp (Circa
1900)
En 1897, dos hechos importantes tuvieron lugar en la vida de los Horwitz: el éxito de Jennie en el ramo ininobíliario y el nacimiento del cuarto hijo de la pareja, Moses Horwitz.
Moe era de contextura robusta, con un rostro delgado y gracioso rodeado por una frondosa cabellera castaño oscuro. Al igual que su madre, sus ojos eran grises como el acero. Jennie tenía reservados grandes planes para Moe. Cuando éste tenía cuatro años, la madre decidió que sería dentista. A los seis, médico, a los siete violinista y a los diez, abogado. En años posteriores se convertiría en su cuarta desilusión cuando, al igual que Shemp, se haría actor y luego comediante. Demás está decir que ambas profesiones no contaban con la bendición de Jennie.
Moe siempre idealizó a su madre, y jamás podría llegar a aceptar que ella incurriera en un error. Moe recordaba frecuentemente la figura de su madre con devoción, a excepción de un único hecho que nunca le pudo perdonar:
la necesidad que Jennie tenía de una hija, la llevó a peinar a Moe durante un tiempo con rulos.
En 1903 nació el último descendiente de los inmigrantes lituanos en un
hospital de Brooklyn. Jennie estaba segura que la ley de los impares estaría de su
lado por una vez, y que finalmente tendría la niña con la que tanto había soñado. Sin embargo, sus sueños quedarían rotos por quinta vez: Jérome Lester «Curly» Horwitz era un muchacho. A pesar de todo, la desilusión de Jennie sólo sería pasajera, aunque los millones de admiradores que aún no habían nacido o lo harían en años posteriores, la llegada al mundo de Curly era motivo de enorme satisfacción: la consagración de los hermanos Horwitz, Moe, Shemp y Curly como Los Tres Chiflados más famosos del mundo, nunca hubiese tenido lugar con una niña gorda y pelada.
Baby Curly, a quien sus hermanos inmediatamente apodaron Babe, era un niño bueno y que no causaba problemas, por lo menos hasta que sus desobedientes hermanos Moe y Shemp le enseñaron sus trucos. Una noche lluviosa y ventosa de 1908, Jennie y Sol dejaron a Curly al cuidado de Moe y Shemp. Los hermanos mayores se escondieron de inmediato detrás de un sillón que se encontraba al lado de la ventana del altillo, el pequeño Babe (de tan sólo cinco años) como público ansioso y receptivo, mientras ellos se preparaban para soplar bolitas de masilla por la ventana. Al cabo de unos minutos, un hombre aferrado a su paraguas apareció en la calle. Curly gritaba con alegría, mientras Moe soplaba con fuerza. Un trozo de masilla golpeó contra la mano del hombre y el impacto hizo que su paraguas volara por el aire.
Es interesante destacar que siendo niño Curly levaba el peso de los estragos que provocaban sus hermanos, tal cual sucedería en el futuro, a lo largo de los noventa y siete episodios filmados por Los Tres Chiflados. Al ser el menor, Curly era malcriado, pero también el favorito de Moe, quien se convirtió en su segundo padre, supliendo al ¨siempre ausente¨ Sol.
En esa época, el pasatiempo favorito de Moe y Shemp consistía en montar obras en las casas de sus amigos. Curly generalmente se unía a la obra, y ya a edad temprana tenía grandes dificultades para recordar la letra. Moe asumió el rol de líder del grupo y resolvió los problemas que ocasionaba la falta de memoria de Curly escribiendo pistas sobre una cinta adhesiva que pegaba su frente, de manera tal que Babe pudiese leerlas. En 1913, Curly pasaba un poco más de tiempo en la escuela, pero no estudiando sino jugando al básquet. Era un jugador maravilloso, de hecho la estrella del colegio. Al mismo tiempo, Shemp se había convertido en un verdadero payaso chaplinesco, y tenía a todos desternillándose de risa con sus historias alocadas, sus bromas rápidas y sus excéntricas muecas. Moe colaboraba cumpliendo con fidelidad su papel de ¨muchacho bueno y juicioso¨. Las reacciones favorables de sus jóvenes amigos los incentivaron para convertirse
en profesionales, y Moe, siempre el líder, decidió preparar una obra de teatro co con el objetivo de lanzarse junto a Shemp al mundo del vaudeville. Los aspirantes saltaron de alegría cuando firmaron su primer contrato por la diosa suma de treinta dólares a la semana. Se hicieron llamar «
Howard y Howard ».
El día del estreno, Moe y Shemp llevaron a Curly consigo y lo sentaron en la primera fila. Babe esperaba con ansiedad el debut de sus hermanos, pero los resultados no serían los esperados por los jóvenes actores. El codicioso agente teatral ubicó al nuevo duo cómico «Howard y Howard» en el último lugar del prograrna, reservando los espacios centrales para los números más taquilleros. Cuando Moe y Shemp subieron al escenario, el público abandonó en masa el teatro después de los dos primeros chistes. La experiencia fue desalentadora para ambos, a pesar de que tuvieron como premio el aplauso exhuberante de su hermano menor, sentado en el teatro vacío.
Curly amaba el teatro. En su imaginación, sus hermanos eran super estrellas, y estaba decidido a imitarlos.